Me había propuesto escribir estas
líneas a modo de anuncio de cierre del blog, aunque lo cierto es que el blog
llevaba tiempo cerrado, quizá como premonición, cosa en la que yo no creo
mucho, o quizá y esto si es probable, como deseo.
Deseo de cerrar una etapa, deseo
de dejar de huir, deseo de dejar de esconder la cabeza debajo del ala para no
ver lo que no me gusta, deseo de matar a la bestia. No se en que momento la
montaña paso de ser únicamente algo que me llenaba de alegría a
convertirse únicamente en una válvula de
escape, en una huida hacia arriba, en algo mucho más peligroso de lo que ya de
por si es, sin pensar demasiado en las consecuencias. Supongo que no hubo un
momento concreto, supongo que es un proceso que te va atrapando y para cuando
te quieres dar cuenta estas completamente inmerso en el.
Lo cierto es que ahora ya no todo
vale, ahora vuelvo a ir a la montaña a admirar la belleza,esa belleza que antes
no era capaz de reconocer a mi lado. parafraseando al gran Patrick Gabarrou.
Precisamente hace poco escuche una entrevista de Gabarrou donde advertía de lo
peligroso de utilizar la montaña a modo de ala tras la cual esconder la cabeza.
Y digo todo esto unas pocas horas
después de regresar de la montaña de realizar una actividad que nos ha llevado
14 horas, cuando aun me duelen los pies de las botas, las caderas del arnés y
los hombros de la mochila.
No ,no dejo la montaña solo dejo
de utilizarla para alimentar a la bestia.